La experiencia en la Casa es de las más enriquecedoras de mi vida. Llego los lunes llena de telarañas, e incluso sin ganas, pero cuando cruzo la puerta todo desaparece y soy otra persona a la salida. No siempre veo a los niños, a veces están en el hospital, pero siempre hay alguno de los padres, su cara me conmueve e inmediatamente empatizo con ellos, pienso en mis hijos y mis nietos.
Consuelo, voluntaria
Cuando vengo, le dedico la tarde a ellos, y recibo mucho más de lo que doy, porque con un simple gracias de un padre, o un beso o un abrazo, llegas llena a casa.
Ana R., voluntaria
Te crees que te vas a comer el mundo hoy en día, con los problemas, y te das cuenta, cuando hablas con estas familias, que el mundo te puede cambiar en un momento, y que hay que disfrutar la vida, cada día.
Rosa, voluntaria
Nunca podía pensar que al jubilarme podría hacer algo que me llenase tanto y me diese tanta satisfacción como ser voluntaria de la Casa Ronald de Málaga, y pertenecer a este gran equipo que formamos todos.
Ana María, voluntaria
Los niños me lo dan todo, porque cuando yo llego a la Casa y me los encuentro en la verja de fuera, esperando a que lleguen los voluntarios, y empiezan a chillar tu nombre cuando te ven, y te abrazan y te dan un beso… Para mí no se puede pedir más.
Pepi, voluntaria
Tú, en un principio, crees que como puedes disponer de una parte de tu tiempo, es el momento de ayudar en alguna asociación.
Lo que nunca imaginarías, es lo que esta Casa ( con mayúsculas ) te ayuda a ti. No hay palabras para describir lo que puedes llegar a sentir.
Maite, voluntaria
Para mí ser voluntaria ha sido todo un reto. Pensé que mi sensibilidad podría verse afectada por la situación de las familias en la Casa pero ha sido todo lo contrario. Ver a mi propio hijo jugar y disfrutar con los demás niños y niñas sin distinción me ha enriquecido como persona y me ha hecho valorar lo bonito de la inocencia de los pequeños, y de lo preciosa que es la vida. Gracias Casa Ronald McDonald.
Mireia, voluntaria
Ser voluntaria es una experiencia que llena de alegría y amor.
Siempre recibes más de lo que das, y es que con un pequeño gesto, se pueden realizar grandes cosas.
Estás ayudando en cada momento de tu voluntariado y terminas con una sensación de agradecimiento y sabiendo que has aportado tu granito para aquellas personas que lo necesitan.
Marta G., voluntaria
La Casa Ronald es mi otra casa, la que me permite ayudar a los demás, la que me hace ser mejor persona. Es ese hogar donde pase lo que pase nunca falta una sonrisa. Ya no imagino mi vida sin el voluntariado, y eso se lo debo a la Casa.
Marta P., voluntaria
Acompañar a los niños con alegría, reírse por las tardes con juegos, talleres e ilusiones, es el regalo más lindo que se puede recibir como voluntaria.
Gracias por dejarme ser parte de esta gran familia que llena el alma.
Marcia, voluntaria
Siempre quise hacer un voluntariado de niños fuera de España para aportar mi granito de arena y poder aprender y compartir diferentes culturas de otros países, pero no me hizo falta salir de Málaga, en este voluntariado lo encontré todo y mucho más de lo que imaginaba. No hay palabras para describir la sensación que se vive.
Judith, voluntaria
Ser voluntaria me enriquece, y con el paso de los días me sorprendo de lo que me aporta esta labor. Compartir momentos de mi vida con estas familias, con necesidades distintas a las mías, me ha dado una enseñanza de vida y he aprendido a valorar aspectos a los que antes no daba importancia.
Inma, voluntaria
Eres voluntario, crees que das mucho por dar un poco de tu tiempo libre que tanto valoras, y recibes a cambio una vida nueva que te abre para siempre horizontes desconocidos de paz, alegría y satisfacciones que te llenarán de luz y esperanza.
Ramón, voluntario
A pesar de que solo llevo en la Casa un año, desde el primer momento tanto el equipo como las familias y los más peques me recibieron con los brazos abiertos. Porque es increíble el chute de energía, alegría y luz que transmite esa Casa con tan solo entrar por la puerta, sobre todo cuando te reciben los peques con tanta ilusión para poder jugar con ellos y verlos reírse.
Adriana, voluntaria
Soy Kike, me siento orgulloso de poder decir que pertenezco a esta gran familia, siempre he recibido más de lo que he podido ofrecer con experiencias muy bonitas y entrañables, sobre todo lo que más me gusta son esas tardes haciendo el payasete para ver esas sonrisas.
Kike, voluntario
Soy Paloma, voluntaria de la Casa y llevo ya 3 años realizando esta preciosa labor. La conocí gracias a mi pareja y ha sido una de las cosas más bonitas que he hecho, porque conoces a personas maravillosas, ves esas sonrisas e ilusión de los pekes esperando a que lleguemos para jugar con ellos y lo más importante no es la alegría que transmitimos nosotros sino la alegría y luz que transmiten ellos, no hay palabras, es algo mágico.
Paloma, voluntaria